“Guadalajara da un paso valiente al revitalizar sus encierros con un nuevo recorrido por el corazón de la ciudad, mientras en la Comunidad Valenciana la afición permanece alerta ante la llegada este año de una modificación del decreto.”
En tiempos en los que muchos se empeñan en enterrar nuestras tradiciones bajo capas de prejuicios, burocracia o abandono, resulta alentador ver que aún hay instituciones dispuestas a mirar hacia adelante sin renunciar a lo que somos. Ese es el caso del Ayuntamiento de Guadalajara, que ha tomado una decisión valiente: revitalizar sus encierros con un nuevo recorrido que, por primera vez, atravesará el corazón de la ciudad.
El cambio no es menor. El encierro arrancará desde la explanada del Mercado de Abastos, recorrerá la calle Mayor y llegará hasta Santo Domingo, integrando el casco histórico en la esencia del festejo. Esto no solo dignifica la tradición, sino que la hace más atractiva para corredores, visitantes y vecinos. Además, mejora la seguridad, dinamiza el comercio y pone en valor el patrimonio urbano. El toro, bien entendido, también puede ser motor cultural y económico.
No es casual que se haya apostado por un vallado moderno, pensado con cabeza y con experiencias exitosas como referencia. Tampoco que se presente en ferias como las de Pamplona, donde el encierro es sinónimo de identidad y prestigio. Guadalajara ha decidido jugar en esa liga, y lo hace sin complejos.
Pero mientras unos avanzan, otros parecen enredarse. En la Comunidad Valenciana, la tan reclamada modificación del decreto para regular los festejos taurinos populares ha sido presentada en forma de borrador. Una buena noticia, sí, pero con matices. Porque una cosa es renovar, actualizar y adaptar. Y otra muy distinta es ahogar.
Desde siempre lo hemos dicho desde esta publicación: el auge taurino valenciano no vino de la casualidad ni de la imposición. Vino de decretos posibles, de normas que, siendo responsables, eran viables. Si ahora caemos en la tentación de ponernos exquisitos hasta el exceso… estaremos tirando piedras sobre nuestro propio tejado.
En la última década, la Comisión Consultiva ha sido más un sálvese quien pueda que un foro constructivo. Cada uno arrimando el ascua a su sardina, olvidando que el objetivo común no es salir ganando individualmente, sino preservar una fiesta que es de todos.
Este borrador que ahora ve la luz debe ser vigilado con atención. Porque un decreto mal planteado no afecta a los grandes… Afecta al alma del festejo: a los pueblos pequeños, a las comisiones modestas, a las peñas con presupuestos ajustados.
Por eso, mientras aplaudimos con entusiasmo el paso firme que da Guadalajara, pedimos sentido común en Valencia. No hay mejor garantía para el futuro de la fiesta que unas normas justas, asumibles y pensadas desde el terreno.
Estaremos atentos. Porque el toro, para que siga vivo, necesita libertad para respirar. También en el «BOE».
Manolo Moreno Comes
Director Els Bous la Nostra Festa

