El Puig vivió una intensa y emotiva jornada taurina con motivo de Sant Roc, en la que destacaron los astados de Torrealta y Lagunajanda, en una plaza, abarrotada desde horas antes, y con la entrega de rodadores como Raúl Flores «Moreta» y Raúl Palacios, que dejaron momentos de gran temple.
Día marcado en rojo en el calendario taurino, El Puig latía con fuerza entre un impresionante ambiente para celebrar el esperado día de Sant Roc. Los balcones repletos, las barreras desbordadas desde hacía horas, la expectación era palpable; todos querían estar en esa plaza con tanta esencia y que tanto miedo da entrar en ella. Una enorme pancarta presidía el festejo: «Te volem Lluis», recuerdo a un querido joven puchero que se fue antes de tiempo.
Eran las seis en punto de la tarde y Raúl Flores «Moreta» se iba a los medios para recibir de salida al primero de la tarde, «Barcelonés» de Gerardo Ortega. Espectacular su presentación, burraco el pelaje, tremendos sus dos pitones, animal bonito y armonioso donde los haya. El propio ganadero tampoco quiso perderse su lidia en uno de sus pueblos talismán. Si bien, toda la ilusión puesta quedó truncada al lesionarse el de la divisa onubense de una mano. Qué lástima.
El segundo fue el de Partido de Resina, de bonito pelo cárdeno y poco más, siendo este manso de condición. Con las esperanzas de remontar la tarde salía el jabonero de Torrealta. Buena salida, de poder a poder le entraba a la rodada Vicente de la Pobla con dos vueltas para luego darle salida al astado. Aunque pecó de inicio de falta de fijeza, fue centrándose, derrochando nobleza y permitiendo varios quiebros templados como el del local Raúl Palacios.
En último lugar salió el de Lagunajanda, castaño, muy fino. Eléctrico comienzo, parecía que podía ser por su ímpetu. Basó su lidia en las calles y, ya al final de su exhibición, volvió a la arena, viéndose un quiebro de Banegas y un gran quiebro de Moreta.
Esta noche, a las 24 h, las emboladas.
Por la noche mantuvieron la misma tónica que por la tarde, cumpliendo en su embolada el de Torrealta y el de Lagunajanda, acometiendo con nobleza a los quiebros que les recetaron.
Informa: Javier Arán | Fotografías: Manolo

